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Carcinoma escamoso

El carcinoma de piel no melanoma incluye al basocelular y epidermoide, este último también denominado escamoso o espinocelular. 

El carcinoma basocelular (CBC) es el cáncer de piel más frecuente y menos agresivo, solo un pequeño porcentaje presenta un comportamiento agresivo con invasión local extensa, recurrencias y metástasis.

El carcinoma epidermoide (CEC) sin embargo,  tiene un comportamiento más agresivo, tanto por su destrucción local, como por su capacidad de invasión y metástasis.

Su capacidad de metástasis se eleva hasta un 5% con una recurrencia local de un 3 a 8%. Aquellos espinocelulares con un tamaño superior a 2cm, que histológicamente son invasivos con un grosor mayor de 2mm, son los que presentan mayor recivida posterior a la extirpación quirúrgica. Su recurencia esta ligado directamente a la profundad del tumor en milímetros.

El tratamiento de elección habitual es la escisión quirúrgica, con su posterior estudio histológico para confirmar el diagnóstico y su carácter invasivo.

El carcinoma epidermoide in situ como la enfermedad de Bowen que ya vimos en otro artículo, se encuentra limitado a la epidermis pero es un gran precursor del carcinoma epidermoide invasivo, por ello su identificación mediante el uso del dermatoscopio y su tratamiento precoz es imprescindible a fin de evitar su progresión y mejorar el pronóstico del paciente.

Dermatoscópicamente se presenta como una masa central de queratina,a veces ulcerada, rodeada por vasos en horquilla, lineales e irregulares, con frecuencia nos recuerda a la expresión dermatoscópica del queratoacantoma.

No es infrecuente escontrarnos con un patrón polimorfo, donde confluyen estructuras vasculares en horquilla (en bucle), glomerulares (en espiral), lineales irregulares (serpentinosos) rodeados por un fondo de halo blanquecino, sobre una superficie descamativa de color blanquecino-amarrillenta.

En ocasiones surge a partir de una piel con un daño actínico, como la queratosis actínica, de hecho no es de extrañar la visualización de un patrón fresado contiguo a un CEC ya instaurado. 

Recordemos que las células del carcinoma escamoso fabrican queratina, y esa queratina atrapada en dermis puede recordanos a los quistes de millium característicos de las queratosis seborreicas, salvo que en un CEC, tenemos que estar atentos a las resto de señales dermatoscópicas anteriormente descritas, como vasos retorcidos, ulceración, descamación blanquecina, patrón fresado, placa eritematosa ect.

También atentos a los folículos pilosos targetoides, folículos donde encontramos en las aperturas foliculares un tapón queratósico central.

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Placa eritematosa con patrón polimorfo vascular, y aperturas foliculares con tapón queratósico central ¨targetoides¨.

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En ocasiones, solo la inspección macroscópica como por ejemplo la de esta lesión, de aspecto nodular, con base eritematosa y placa fibrinosa central, ya hace sospechar de que no es una lesión de carácter benigno. Su escisión y estudio hitológico confirmó un carcinoma epidermoide infiltrante.

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Imagen dermatoscópica de una lesión, ligeramente sobreelevada en el antebrazo de un paciente de 60 años. Observamos una imagen asimétrica, ligeramente eritematosa, con una pigmentación marrón dispersa. Vasos glomerulares en zona central, con algunos vasos puntiformes periféricos. Su estudio histólogico confirmó un carcinoma escamoso superficial.

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Carcinoma epidermoide en labio

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Visión dermatoscópica

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Lesión zona fotoexpuesta, dorso de la mano

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Lesión solitaria, placa eritematosa, descamativa, vasos puntiformes y glomerulares periféricos.